Esta semana el Ayuntamiento de Mijas ha quitado las porterías de balonmano que instaló hace años en La Cala, y con esta medida, sin explicaciones, ha dejado a la juventud caleña sin un espacio de ocio y recreo en el arenal que utilizaba para practicar fútbol playa.
Cuando leas el artículo si estás de acuerdo con su contenido puedes firmar la petición de que se vuelvan a instalar las porterías: https://chng.it/bgDJXfv6X5
Nadie saber el porqué de esta decisión salomónica y sin previo aviso, que rememora otros tiempos en los que la sociedad se veía sometida a decisiones arbitrarías de las autoridades gubernamentales y que eran contraproducente cuestionar.
El caso es que, esta semana que concluye, la chiquillada y juventud caleña ha visto truncado su deseo de disfrutar del fútbol playa en el espacio que había dispuesto el Ayuntamiento de Mijas. Pero esa misma institución pública ha sido el artífice de la retirada de las porterías que había instalado, hace poco tiempo, para practicar ese deporte.
Ante ese acto premeditado y sin explicación alguna a quien se debe, la ciudadanía, se ha especulado estos días en el núcleo urbano sobre qué habrá hecho que el Ayuntamiento de Mijas deshiciera su propia actuación, retirando esas porterías instaladas en la playa de La Cala.
Ese arrebato de quien dice “muerto el perro se acabó la rabia” ya hemos dicho que nos lleva a tiempos pretéritos y que hoy en día no cuela y, por ende, se le exige algo más a quien gestiona lo público, no en vano son más de 60.000 € los que se lleva al año, sin contar con lo que nos cuestan técnicos y asesores que le asisten
Hay dos versiones que toman fuerza entre la población del lugar y que podrían haber sido motivo de tal actuación municipal. Y las dos no tienen por qué conducir a la adopción de esa medida drástica y que perjudica a la juventud, claramente.
Una primera es la proximidad de personas alrededor del espacio donde se practica el fútbol playa, que pueden verse afectadas por la salida del terreno de juego de la pelota.
La segunda es el mensaje que se puedo leer en Facebook acompañado de un vídeo y que puede verse en la siguiente imagen.
Ambas versiones sobre la motivación que ha hecho que el Ayuntamiento de Mijas, sin previo aviso, retirara las porterías tienen algo en común, se trata de la seguridad de las personas. La primera se centra en las personas que hace uso del arenal para disfrutar del sol y la playa y la segunda vela por la seguridad de quienes practiquen el fútbol playa, principalmente.
Indistintamente de cuál sea el pretexto, no alcanzando la categoría de justificación, no es menos cierto que el Ayuntamiento de Mijas ha cortado por lo sano y ha hecho lo más cómodo para un gobernante, pero sin contemplar las consecuencias de sus actos, las cuales perjudican a una parte de la población afectada, insistiendo en que es la que practica el fútbol playa.
Ese arrebato de quien dice “muerto el perro se acabó la rabia” ya hemos dicho que nos lleva a tiempos pretéritos y que hoy en día no cuela y, por ende, se le exige algo más a quien gestiona lo público, no en vano son más de 60.000 € los que se lleva al año, sin contar con lo que nos cuestan técnicos y asesores que le asisten. Lejos quedan aquellas palabras del alcalde, Josele González, otrora concejal de Turismo, cuando decía: “… Además, desde el departamento de Playas lo hemos organizado para que cualquier otro usuario pueda utilizar este espacio para practicar cualquier otra disciplina deportiva”.
Por ello, se tendría que haber estudiado cómo satisfacer a todas las partes, que hubiera sido algo que no hubiese requerido sesudos análisis, sino un razonamiento corto y breve que, como suele decirse, es dos veces bueno.
Primeramente, para proteger a las personas que disfrutan de las playas de Mijas, en torno a una instalación deportiva como el fútbol playa, nada más fácil que instalar unas redes que aísle la zona de juego. Además, señalizarla para que se sepa de su existencia, detallando las normas de uso y comportamiento.
En segundo lugar, no estamos hablando de una instalación deportiva homologada, es un espacio de juego y ocio, por lo que sus dimensiones y demás reglas del juego no han de contemplarse estrictamente. No obstante, sería aconsejable que las porterías, sus postes y travesaños, fuesen redondo u ovalados de metal para evitar aristas vivas y astillas y que estuvieran pintadas en color amarillo para mejorar la visibilidad, todo ello por mor de la seguridad de quienes practican el fútbol playa.
finalmente, decir la necesidad de una fuente de agua para beber en su proximidad da hasta pudor, aunque eso sí, que tenga también una salida de agua para las mascotas. Y ya que hablamos de agua, una toma con temporizador y una manguera que permita regar el terreno de juego para impedir que se levante polvareda, como se observa en el vídeo de la publicación de Facebook que hemos compartido, es algo que agradecerían, a la vez, quienes practican el fútbol playa y las personas que disfrutan de la playa en los alrededores del terreno de juego.
Y puestos a pedir, si esas instalaciones estuvieran iluminadas, en un horario razonable, se podría extender su uso más allá del periodo estival. Que poco cuesta pensar… en las demás.