Este domingo, 25 de mayo, el municipio de Mijas será escenario de una nueva manifestación convocada por el Partido Animalista PACMA para exigir la abolición del servicio de burro-taxi, una práctica turística que, pese a décadas de denuncias por maltrato animal, sigue vigente bajo la protección y promoción institucional. Mientras, el Ayuntamiento intensifica en las últimas semanas su discurso de “amor y protección” hacia el burro como emblema local. A su vez, colectivos animalistas y ciudadanos críticos denuncian que las medidas anunciadas no abordan el sufrimiento real de los animales y responden más a la presión social y la imagen turística que a un compromiso genuino con el bienestar animal.

La emblemática estampa de los burro-taxi en Mijas, convertida en reclamo turístico desde los años 60, se ha tornado en símbolo de división social y de progreso ético. El próximo domingo, PACMA volverá a reunir a personas que promueven el bienestar animal en el Mirador Hermanos Núñez Andréu para exigir el fin de un servicio que consideran “impropio del siglo XXI y de una sociedad que aspira a la empatía y el respeto por los seres sintientes”.

Las denuncias de maltrato animal son persistentes: jornadas maratonianas bajo el sol, animales atados durante horas con movilidad casi nula, acceso deficiente a agua y comida, cuadras insalubres y episodios documentados de burros desplomados por agotamiento o calor extremo. PACMA ha presentado incluso denuncias formales contra el Ayuntamiento y los arrieros, señalando incumplimientos sistemáticos de la normativa y una vigilancia municipal que consideran “insuficiente y puramente cosmética. Los testimonios y vídeos difundidos muestran animales trabajando enfermos, hacinados en espacios mínimos y sometidos a condiciones que vulneran sus necesidades fisiológicas y etológicas.

Igualmente, Izquierda Unida Mijas sigue mantenido un compromiso firme y continuado con el bienestar animal, pureba de ello los avances legislativos, y la abolición del burro-taxi como actividad turística. Su propuesta programática aboga por la desaparición progresiva de este servicio y la creación de un Centro de Interpretación y Recuperación en la cantera del Puerto, donde los burros puedan vivir en condiciones dignas y alejados de la explotación turística, así como que la gestión de este enclave sea realizada por los arrieros. IU defiende una reconversión de la actividad que garantice el sustento de las familias afectadas, pero siempre sin perder de vista la protección y el respeto a los animales. Además, la formación propone ampliar actividades como la equinoterapia, integrando a los burros en proyectos de bienestar y utilidad social, en línea con una visión ética y moderna de la relación entre humanos y animales.

Frente a la presión social y el creciente rechazo internacional a la explotación animal con fines turísticos, el Ayuntamiento de Mijas ha intensificado en las últimas semanas su estrategia comunicativa. La alcaldesa y otros responsables municipales han presentado proyectos como el “Refugio del burrito” o el futuro “Parque Platero”, prometiendo mejoras en las instalaciones, ampliación de zonas de sombra, más bebederos y limitaciones horarias en días de calor. Sin embargo, desde el movimiento animalista se percibe que estas iniciativas llegan como reacción a la crítica pública y no como resultado de una convicción ética. “Siempre proponen lo mismo: una nueva ubicación, más sombra, más agua, pero la explotación continúa y las condiciones reales apenas cambian”, aseguran.

El trasfondo de estas medidas es el temor a la mala imagen internacional y a la pérdida de atractivo turístico, más que una apuesta decidida por el bienestar animal. El propio Ayuntamiento reconoce que el burro es “seña de identidad” y motor económico del municipio, y que su preocupación es preservar la tradición sin perder visitantes. Sin embargo, en pleno siglo XXI, la sociedad reclama un turismo ético y respetuoso, y la imagen de burros exhaustos, atados y explotados, choca frontalmente con los valores de protección animal que inspiran el progreso social.

La lucha animalista en Mijas no solo denuncia el sufrimiento de los burros-taxi, sino que representa una llamada de atención sobre el modelo turístico y el tipo de sociedad que queremos construir. El avance hacia la abolición de prácticas que implican explotación animal es un signo de madurez colectiva y de sensibilidad ética. La manifestación del 25 de mayo es, por tanto, mucho más que una protesta local: es un símbolo del progreso social y del compromiso con el bienestar de todos los seres vivos.

Si el burro es el emblema de Mijas, ¿por qué el Ayuntamiento lo trata con desprecio?

Mientras el Ayuntamiento multiplica anuncios y promesas, la ciudadanía crítica, los colectivos animalistas mantienen la presión y la vigilancia y partidos políticos ofrecen soluciones sensatas que desterrarían esa relación trasnochada del municipio con el burro taxi. El futuro de los burros de Mijas está en juego, y con él, la imagen de un municipio que debe decidir si su identidad se construye sobre la explotación o sobre el respeto y la compasión.

Por Costanews