En un arranque de hipocresía el concejal habla del enchufismo que se ha venido realizando en el Ayuntamiento de Mijas. Se ha olvidado de sus 4 años en el gobierno municipal y de señalar al limítrofe municipio de Fuengirola, gobernado por el PP desde hace más de 20 años, donde su administración local consolidará el empleo de más de 250 plazas que están ocupadas de forma irregular en el consistorio de Ana Mula.
La Estabilización del empleo público es un mandato europeo que impone garantizar la reducción de la precariedad del empleo público a un mínimo residual. Este se encuentra en altas tasas de temporalidad provocada por la mala práctica generalizada de las administraciones y, por ende, por la nefasta gestión de los recursos humanos ejercida por cualquier color político.
Las prácticas, en las que se dejan los procesos selectivos de lado, terminan precarizando el trabajo con personas que están de forma temporal indefinidamente en plazas que no les corresponden. Esto genera inseguridad e inestabilidad ante un futuro incierto que repercute en los planes profesionales y familiares de quienes las vienen ocupando sin tenerlas en propiedad.
Sin embargo, la actitud impúdica de Marco Cortés, característica del político que ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio, le ha hecho decir que “el 80% de los funcionarios que había eran enchufados y no tenían capacidad suficiente para ello…” en referencia al Ayuntamiento de Mijas y a sabiendas de que lo que se cuece en Mijas no es un hecho singular sino que está extendido como un cáncer en todas las administraciones, no obstante, lleva más de 10 años como edil del consistorio mijeño.
Pero es que el PP en Mijas, en los 4 años que tuvo el gobierno municipal (2011-2015), no puede decir que realizó una gestión impoluta en los recursos humanos. De aquel entonces se desconoce hoy en día cómo se realizaba la selección del personal de los planes de empleo o como maniobraba, cuando alguien que no era de su cuerda era elegido, para que al final obtuviera el contrato “quien debía tenerlo”.
La cuestión es que ese “arrojo” no lo ha tenido para denunciar las más de 250 plazas que el Ayuntamiento de Fuengirola a publicado en la oferta de empleo público 2022 para la Estabilización, cuya publicación en el BOP de la provincia Málaga se produjo el mismo día que la del Ayuntamiento de Mijas.
O las más de 1700 plazas que ha ofertado el Ayuntamiento de Marbella, otro feudo del PP, para estabilizar el empleo precario en el consistorio marbellí.
O las más de 500 plazas que ha lanzado el Ayuntamiento de Torremolinos, también del PP, incluyendo las del tejido empresarial municipal, cuando el Ayuntamiento de Mijas en su conjunto está en torno a las 350 plazas.
pero se omiten cuestiones que el edil mijeño debería responder para que la población del municipio se pregunte con qué rigor ha realizado esa afirmación
Pero es que hay más. En el artículo que se entrevista a Marco Cortés se relata que está casado con una funcionaria, pero se omiten cuestiones que el edil mijeño debería responder para que la población del municipio se pregunte con qué rigor ha realizado esas afirmaciones, como por ejemplo, ¿en qué administración trabaja?, ¿su situación es precaria?, y en caso afirmativo ¿sale su plaza a oferta de empleo público para la Estabilización?
Y, por último, se ha de saber que un familiar de primer grado del concejal del PP consolidó su empleo temporal y precario en el Ayuntamiento de Mijas en 2007, según él todo un enchufado sin la capacidad suficiente para “ello”.
Como se ve, los principales artífices de la caótica situación de las administraciones públicas echan balones fuera y son incapaces de asumir su responsabilidad, la cual debería pasar por tipificar en el código penal el delito por sobrepasar el tiempo máximo que debe permanecer alguien en una plaza de forma temporal y otro gallo cantaría cuando les oliera el culo a cárcel por enchufar, pero son incapaces porque se les acabaría el chollo del enchufismo, una lacra de la corrupción en España que no entiende de color político sino de honradez y honestidad.